El descubrimiento
Cáucaso. Principios de los años 70s. El amante
de misterios esotéricos Ruslan Dobrovolskiy le lleva a su amigo
físico Vladimir Kovtun un antiguo manuscrito amarillento encontrado bajo
circunstancias muy curiosas y con un enigmático título "Los
Misterios de la Vida y la Muerte. Egipto - India - Cáucaso". En el
manuscrito se describían técnicas de levitación, de
clarividencia, de cambios del peso corporal y otros enigmas capaces de provocar
en un físico “ortodoxo” quizás tan solo una sonrisa de
condescendencia. Es posible, que el manuscrito pasara desapercibido por
Vladimir si no fuera por su fuerte atracción hacia la historia y cultura
del Antiguo Egipto que cautivó su atención en particular en el
capítulo dedicado a la descripción detallada de la
metodología de preparación de los llamados cilindros Solar (de
cobre) y Lunar (de zinc) rellenados con sustancias específicas.
Parecía un cuento de hadas, pero la descripción
detallada de una metodología en un manuscrito antiguo por sí
misma era un evento curioso e interesante para un físico. Además,
mucho antes de esta coincidencia, en la sala del Antiguo Egipto del museo del
palacio de Pavlovsk a Vladimir le habían intrigado unos extraños
objetos empuñados por las esculturas egipcias. En aquel momento las
respuestas de los egiptólogos del museo no habían satisfecho al
investigador. La respuesta tampoco fue hallada en los múltiples libros
sobre Egipto. La pregunta permanecía abierta. Y he aquí la
respuesta. Era algo difícil de creer.
Al cabo de una serie de experimentos sobre la mesa de Kovtun
con brillo metálico se encontraban los emisarios misteriosos de una
civilización desaparecida. El físico “ortodoxo” conteniendo el
aliento los tomó en sus manos y en poco tiempo con sorpresa
sintió que de alguna forma extraña los cilindros realmente
funcionaban.
La
investigación sobre la naturaleza de esta influencia resultaría
en varios años de trabajo.